Relación que existe entre la fe y la justificación

Por Francis Landey Patton (1843-1932) [1]

Los hombres pueden usar del mismo lenguaje para significar cosas muy diferentes. Esto se comprueba en el asunto de que ahora estamos tratando.

Los romanistas creen que nos justificamos por la fe pero ¿en qué sentido toman esto? Ellos admiten una doble fe, y una doble justificación. En la primera justificación que reciben se les perdona el pecado original, y se les infunde la justicia, verificándose en el bautismo.  Creen que deben ser bautizados, y que siéndolo, quedan justificados. En este sentido son justificados por la fe, que sirve para disponerlos a fin de poder conseguir tal resultado. Esta fe es solamente un asentimiento intelectual (fides informis). En su segunda justificación, reciben el derecho a la vida eterna, adquiriéndolo por sus obras, es decir, por su carácter. La “fe”, ocupa pues, un lugar preferente entre las “obras.” Pero la palabra fe, tal como se usa en este caso, no significa asentimiento intelectual, sino que es sinónimo de amor (fides formata).

Los antiguos Arminianos, creían que somos justificados por razón de nuestra fe, considerándola como sinónima de obediencia evangélica, y mirándola como cosa que se nos imputa en lugar de justicia. Los Arminianos Wesleyanos, dicen que somos justificados, es decir, perdonados según ellos, a condición de que tengamos fe. Los que siguen la teoría de la influencia moral de la propiciación, creen que somos justificados por la fe pero la justificación significa santidad personal, y la fe justifica, por que estimula a la actividad cristiana. La fe es el secreto el buen éxito. Tened fe en alguna causa si queréis vencer. La fe salva porque por su medio vencemos el pecado. El principio es cierto; pero su adopción para explicar el Evangelio, es un error fundamental.

En oposición a estas ideas, nuestra doctrinas enseñan que “la fe justifica a un pecador ante la vista de Dios, no con motivo de las otras gracias que siempre la acompañan, ni por las buenas obras que son sus frutos; ni tampoco por la gracia de la fe o de algún otro acto que de ella dimane se le pueda imputar por justificación, sino solo porque dicha fe es un instrumento en virtud del cual el pecador recibe y acude a Cristo en su justicia. [2]

A quienes Dios llama eficazmente, también los justifica gratuitamente: no mediante la infusión de justicia en ellos, sino que les perdona sus pecados, y cuenta y acepta sus personas como justas, mas no por algo obrado en o hecho por ellos, sino solamente por causa de Cristo; tampoco les imputa la fe misma, ni el acto de creer o alguna otra obediencia evangélica como su justicia, sino que les imputa la obediencia y satisfacción de Cristo, recibiendo ellos a Cristo y descansando en Él y en su justicia mediante la fe, la cual no la tienen de ellos mismos, pues es don de Dios. [3]


[1] Summary of Christian Doctrine (1874).
[2] Tradución por el prof Pedro Aguirre.
[3] Confesión de fe de Westminster, cap 11.