Pregunta frecuente en nuestros días:
“Pastor, ¿Qué hago si a mi hijo lo han diagnosticado en la escuela en el espectro autista o TDAH?”
Primero, debemos aclarar términos: lo primero no es una enfermedad sino una *condición de vida*. Lo segundo no es un déficit cognitivo de atención con o sin hiperactividad sino un *déficit de interés* y por ende se tiene distracción.
Luego, en la condición de vida de una persona autista (que es creada a la imagen de DIOS y que la estatura a crecer no es no-ser autista sino ser como Cristo), es posible que se tenga ciertas limitaciones en su sistema nervioso y sensorial por su mente-monotrópica (híper foco en las cosas de interés) lo cual llevará un grado de apoyo continuo de formación y aprendizaje por parte de sus padres y familiares. En el déficit de interés con o sin hiperactividad, la exploración particular enfocada en los intereses personales y mayores es necesario para canalizar todos los recursos en ese fin añadiendo mucha actividad física.
Por último, la estigmatización (y particularmente a los hijos del pacto) con términos patológicos arbitrarios (como lo son hoy en nuestro días) tienen limitaciones y consecuencias dañinas tanto físicas como psicológicas. En cambio, la definición de términos considerando la *unidad e integridad* psicofísica del niño (y nuevamente a los hijos del pacto), es útil para la correcta formación bajo DIOS del buen gobierno para Su gloria.
Recordemos, uno es una condición de vida con un híper-foco en las cosas de interés, el otro, un déficit de interés que requiere dirección.
Gracia y paz en Cristo.