Política es el arte y la doctrina referente al gobierno y porque la Escritura habla de gobierno la Escritura habla de dicha arte y disciplina.
La política de muerte es cuando individuos creados a imagen de Dios interpolan sus responsabilidades y trabajo a un grupo de personas esperando que ellos sean quienes gobiernen bien sus vidas. La política de vida es cuando individuos creados a la imagen de Dios asumen sus responsabilidades y trabajos para gobernar bien sus vidas, sus familias, sus casas y comunidades bajo Dios.
En las palabras de Rousas J. Rushdoony; “La imagen de Dios en el hombre requiere de él trabajo, responsabilidad, autogobierno bajo Dios. Es el hombre, no el Estado, quien es creado a la imagen de Dios.” [1]
De este modo vemos que existen conservadores como quienes profesan la fe cristiana que al final son estatistas en su política, es decir, que a través de la fuerza del Estado se quiere preservar los principios y valores cristianos y esto por medio de la política de muerte. Éstos yerran la instrucción del Señor en Marcos 10:42-45.
En cambio el cristianismo que atiende la instrucción del Señor, ve el gobierno no de arriba-abajo sino de abajo-arriba; individuos renovados por la verdad de la libertad son quienes reforman y construyen familias, iglesias, sus vocaciones y ocupaciones y son pro-gobiernos limitados a la justicia ante todo.
Por otro lado el Estado y descrito correctamente como Estado Leviatán, es por naturaleza una bestia contra el gobierno de Dios mismo (Apoc 13:1-18). Y la pregunta que surge y debe ser respondida debidamente es ¿Cuál sería específicamente el gobierno de Dios aquí en la tierra?
En la escena humana este gobierno es descentralizado y bajo la dirección directa de Dios por Su Palabra Escrita, aquí las siete áreas importantes a considerar del gobierno de Dios en la vida humana; (1) el autogobierno de individuos bajo el temor de Dios, (2) la familia, (3) la iglesia, (4) las escuelas, (5) nuestras vocaciones y ocupaciones, (6) nuestra comunidades y sociedades y por último (7), el gobierno civil limitado solo a la justicia (siendo éste primus inter pares).
Esto es lo que tanto repudia y odia el Estado hambriento de poder, control y centralización, y es en esto donde la paciencia y la fe de los santos es manifiesta; en el desarrollo de una política de vida y no de muerte.
[1] Rousas J. Rushdoony, Systematic Theology Vol II, pg 1025