Rousas J. Rushdoony, como teólogo reformado y fundador del movimiento teonomista, no era monista en el sentido filosófico clásico, que implica una visión ontológica donde todo lo existente es de una sola sustancia o realidad (como el idealismo monista de Spinoza o el materialismo de algunos naturalistas). Sin embargo, en el contexto de su pensamiento teológico, podría ser descrito como un “monista ético y teológico”.
Monismo ético-teológico en Rushdoony
Rushdoony sostenía una visión unitaria del dominio y soberanía de DIOS sobre todas las áreas de la vida. Esto se refleja en su insistencia en que no existe una “división secular y sagrada”, ya que toda la creación y toda actividad humana están bajo la ley de DIOS. Este enfoque puede considerarse una forma de monismo ético-teológico, ya que toda la realidad debe conformarse a una única fuente de autoridad: la Palabra de DIOS revelada en la Escritura.
Este enfoque se manifiesta en su rechazo a la separación entre lo sagrado y lo secular, afirmando que toda actividad humana debe estar sujeta a la ley de DIOS. En su obra “The Institutes of Biblical Law” (artículo), Rushdoony argumenta que la ley bíblica es aplicable a todas las esferas de la sociedad, promoviendo una visión integral de la vida bajo la autoridad divina.
Distinciones importantes
- No monismo ontológico: Rushdoony afirmaba una visión bíblica dualista de la creación, en la cual DIOS es trascendente y distinto de Su creación (creador-creatura). Esto es consistente con la doctrina reformada clásica.
- Unidad en la soberanía de DIOS: Dentro de la diversidad de la creación, existe una unidad fundamental porque todo está subordinado al propósito divino y a la ley de DIOS.
- Crítica al dualismo secular: Rushdoony rechazaba los dualismos filosóficos modernos que separan religión y política, ética personal y pública, o fe y razón. Su perspectiva integradora subraya un monismo ético: todo es religioso y debe estar sujeto a la autoridad de Cristo.
Rushdoony criticaba las dicotomías modernas que separan la religión de la política o la ética personal de la pública, abogando por una aplicación coherente de la fe cristiana en todos los aspectos de la vida. Su énfasis en la reconstrucción de la sociedad según principios bíblicos refleja este compromiso con una visión unificada bajo la soberanía de DIOS.
Además, Rushdoony criticaba las filosofías que intentaban reducir al ser humano a una sola dimensión, ya sea puramente materialista o exclusivamente espiritual. Defendía que una visión bíblica adecuada debe reconocer la complejidad y la integridad de la naturaleza humana, evitando reduccionismos que distorsionen la comprensión del hombre según la revelación divina.
En resumen, Rushdoony no era un monista en términos metafísicos, pero sí en el sentido de un monismo ético y teológico basado en la soberanía absoluta de DIOS sobre todas las áreas de la vida.