Serie: Dogmática Escritural, Dios y Su Palabra.
Pregunta 25: ¿Cuáles son los Atributos de Dios?
La Inmutabilidad de Dios
Dios no cambia. A menudo decimos o escuchamos decir que Dios no cambia, sin embargo, ¿A qué nos referimos con esto o qué significa que Dios no cambie? La respuesta que demos tendrá una estrecha relación con la doctrina sobre la inmutabilidad de Dios. Por un lado esto significa que Dios es perpetuamente inmutable; por otro lado, que Él es siempre el mismo, “Porque yo Jehová no cambio” (Malaquías 3:6, Salmo 90:2, 102:26).
Cuando hablamos de la inmutabilidad de Dios, hablamos primeramente sobre la esencia misma de Dios, Dios no puede cambiar lo que Dios es. Por ejemplo, Dios no puede dejar de ser Dios, Dios es verdad y por consiguiente Dios no puede mentir (Números 23:19, 1 Samuel 15:29). Esto es una gran noticia para nosotros Su pueblo ya que lo que Dios es lo es por la eternidad. En segundo lugar hablamos sobre la voluntad de Dios, ya que lo que Él ha prometido hacer lo lleva a acabo inmutablemente (Hebreos 6:17-18, Isaías 14:27). Así, Dios no cambia ni en Su Ser ni en Sus planes o propósitos, sino todo lo contrario, Él es el ETERNO GRAN YO SOY quien “hace todas las cosas según el designio de Su voluntad.” (Efesios 1:11).
Ahora, ¿Qué de los texto que habla que Dios se arrepintió o cambio de parecer? (Génesis 6:6, Éxodo 32:14, Deuteronomio 32:36, Jeremías 18:8-10, entre otros). W. à Brakel (1635—1711) responde sobre el tema;
“Es según la voluntad de Dios que ciertas cosas cambien. Esto, sin embargo, no provoca un cambio en Su voluntad. Cuando el arrepentimiento es atribuido a Dios, esto no sugiere un cambio en Dios mismo, sino más bien un cambio de actividad (en comparación con un momento anterior) hacia los objetos de esa actividad, siendo este cambio según su inmutable decreto.”
Por ejemplo, pecadores que por sus naturaleza pecaminosa son “hijos de ira, lo mismo que los demás.” (Efesios 2:3), “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8), y esto en base a que Él, “nos escogió en él (Cristo) antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.” (Efesios 1:4-5). Entre otros ejemplos.
El Prof. Homer C. Hoeksema (1923-1989) dice sobre el tema lo siguiente; “La inmutabilidad de Dios, entonces, es ese atributo divino según el cual Él es eternamente completo en Su Ser, Su Naturaleza, Su propósito y Sus obras, y por lo tanto permanece eternamente igual en Su plenitud infinita y constante, sobre todo cambio, aumento o disminución. ¡Dios es el eterno GRAN YO SOY!”
En cuanto la aplicación de esta doctrina a nuestra vidas, el Prof. Homer nos dice lo siguiente; “El significado práctico de este atributo es rico para nuestra fe y seguridad. Muy a menudo en las Escrituras esta inmutabilidad divina se presenta bajo el aspecto de la fidelidad del pacto divino. Y para el pueblo del pacto de Dios, en medio del mundo de cambio y decadencia en el que viven, incluso ellos mismos todavía siendo imperfectos y frecuentemente infieles, ¡Qué fuente ilimitada de seguridad es el saber que nuestro Dios es Jehová quien no cambia! No cambia en Su amor eterno, en Su propósito electivo, en Su eterno pacto de gracia, en Sus misericordias infalibles, en Su gran fidelidad y misericordias perdurables.”
La Perfección de Dios
Porque Dios es inmutable en Su Ser como en Sus propósitos, se sigue que Dios es perfecto en todo lo que Él es como lo que determina Su voluntad. Herman Bavinck (1854—1921) dice en cuanto a esto; “Él es el perfecto, el más alto, el más excelente Ser, del que nada mejor puede existir o ser pensado.” De este modo y porque Dios es plenamente realizado en todas Sus perfecciones, se sigue literalmente que no hay nada de Dios que llegue a ser Dios, Dios es eternamente Dios sin modificación alguna (Santiago 1:17, Salmo 102:25-27, Salmo 16:8, 21:7).
Dios es inmutable y perfecto, pero esto no significa que Dios sea inamovible. Dios es tan dinámico y tan activo en Su ser como en Sus propósitos, que no hay nada que pueda hacerlo más activo. Por ejemplo, en el Ser de Dios cada Persona de la Trinidad es plenamente activa y dinámica gozando mutuamente la misma esencia divina. De ahí el vínculo perfecto de amor y amistad en Dios mismo. Es decir, El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo gozan en ellos mismo una inmensa e ininterrumpida vida pactual de comunión y amor.
En relación a Su creación, Dios por medio de Su providencia divina está presente y activo continuamente en el curso de toda la historia, de ahí que Sus planes y propósitos son realizados perfectamente, en las palabras de Agustín de Hipona (354—430) lo vemos de la manera siguiente: “Nunca nuevo, nunca viejo; todo lo renuevas, pero así haces envejecer a los soberbios sin que ellos se den cuenta. Siempre activo, pero siempre quieto; todo lo recoges, pero nada te hace falta. Todo lo creas, lo sustentas, y lo llevas a perfección. Eres el Dios que busca, pero nada necesitas.”
[1] Brakel, Wilhelmus à, The Christian's Reasonable Service, Vol 1 página 102.
[2] Prof. Homer C. Hoeksema, The Belgic Confession, Article 1, in The Voice Of Our Fathers.
[3] Prof. Homer C. Hoeksema, The Belgic Confession, Article 1, in The Voice Of Our Fathers.
[4] Bavinck, Herman. Reformed Dogmatics: Abridged in One Volume, página 186.