La utilidad de ciertos términos

Por Juan Calvino [1].

“Está claro que en la Escritura es donde encontramos la regla de nuestros pensamientos y de nuestras palabras, y que en ella deben apoyarse las reflexiones de nuestro espíritu y las palabras de nuestra boca.”

Por ejemplo;

“Arrio confesaba que Cristo era Dios, pero decía entre dientes que había sido creado y que tenía un comienzo. Igualmente, cuando confesaba que era uno con el Padre, les susurraba al oído a sus discípulos que lo que era del mismo modo que los otros creyentes, cuando se trata de algo exclusivo de Cristo. Al decir que Cristo es «consustancial», se le priva de la máscara de engaño, sin añadir con ello nada a la Escritura.

Sabelio negó que los nombres de Padre, Hijo y Espíritu Santo impliquen una distinción entre los tres y no podía soportar que se dijese que eran tres, sin inmediatamente acusar de creer en tres dioses. Pero al afirmar que hay «una Trinidad de Personas en una esencia» no se dice nada que no esté en la Escritura, y se le cierra el pico al calumniador.


[1] Instituciones de la religión Cristiana, libro I, capítulo XIII, sección 5. (Libros desafios, página 79).