Por Herman Hoeksema [1]
Para el concepto de la reunificación de la Iglesia hay que añadir que en este mundo Cristo reunifica a Su iglesia en la línea de generaciones continuas. Cuando Él establece su iglesia en el mundo, Él no recoge individuos al azar sino más bien Cristo reúne a familias y así continúa estableciendo Su iglesia en sus generaciones. Así fue en la antigua dispensación. Él reunió a su iglesia en la línea de Set, Noé, Sem, Abraham, de Isaac y de Israel conforme a Su palabra: “Y estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia después de ti, por todas sus generaciones, por pacto eterno, de ser Dios tuyo y de toda tu descendencia después de ti.” (Génesis 17:7). La misma verdad Pedro proclamó en el amanecer de la nueva dispensación en el día de Pentecostés: “Porque la promesa es para vosotros y para vuestros hijos y para todos los que están lejos, para tantos como el Señor nuestro Dios llame.” (Hechos 2:39)
De ahí que la iglesia es la reunificación de los creyentes y de sus hijos que son bautizados en el nombre del Dios Triuno. Esto incumbe a la iglesia que se encuentra en cada generación para así preservar la verdad del evangelio y para entregársela a la siguiente generación. Los hijos de la iglesia deben ser instruidos en el temor del Señor.
El resultado de esta reunificación de creyentes y su semilla es también por el hecho de que la iglesia en la tierra nunca es pura. “Porque no todos los descendientes de Israel son Israel” (Romanos 9:6). Siempre hay semilla carnal que corrompe a la iglesia. De esta semilla carnal brota no sólo la falsa iglesia sino también la gran apostasía final que será precursora de la manifestación última del hombre de pecado, el Anticristo, “Que nadie os engañe en ninguna manera, porque no vendrá sin que primero venga la apostasía y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición, ” (2 Tesalonicenses 2:3).
Por lo tanto, la iglesia siempre está llamada a velar y orar y de ponerse toda la armadura de Dios para que pueda ser capaz de resistir en el día malo (Efesios 6: 11-13). Al hacer esto ella puede estar confiada de que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella (Mateo 16:18).
[1] Tomado de Reformed dogmatics, Vol 2 por Herman Hoeksema, pp. 218-219. Título en inglés: The Gathering of the church in the Line of Generations.