Alguien para validar una doctrina Bíblica y no así otra dice:
“Aquí nadie sostenía un sistema interpretativo soteriológico al momento de convertirse, sino que fue el evangelio puro y simple que nos salvó, por eso es que necesitamos más siervos de Cristo que proclamen el evangelio, antes que proclamar un sistema interpretativo soteriológico…. Proclamar o entender un sistema de interpretación soteriológico nunca ha salvado a nadie, sólo el evangelio puro y simple es que ha logrado esto. El evangelio puro y simple es lo primordial, todo lo demás es secundario y supeditado a esto. “
Sin embargo el evangelio que salva contiene verdades soteriológicas sistematizadas que Pablo y los autores del Nuevo Testamento interpretaron del Antiguo Testamento. Así, un sistema de interpretación soteriológico SI SALVA siempre y cuando éste se justifique por las Escrituras. Tal es el caso que vemos cuando leemos por ejemplo Romanos capítulo 4 luego de haber sido expuesto el capítulo 3. Por lo tanto, vemos que el evangelio no es independiente de la Escritura ni mucho menos que las doctrinas de la gracia sean meramente una interpretación injustificables en las Escrituras.
Uno de los grandes principios de la Reforma fue el principio que dice que la Escritura se interpreta a sí misma. Este principio no solo aplicó a los Reformadores sino también al mismo Pablo, de ahí los Bereanos de su época. Que su interpretación haya sido inspirada no resta en nada que este principio sea aplicable a todos.
Ronald Hanko acertadamente dice al respecto:
“No hay nadie, ni ministros del evangelio, que pueda afirmar estar sobre la Escritura. Cada interpretación, cada credo, cada sermón, puede ser y debe ser sujeta al riguroso escrutinio de la luz de lo que la Palabra de Dios dice, exactamente porque nadie tiene el derecho privado de interpretar la Escritura. Por esta razón, incluso la predicación de los apóstoles estaba sujeta a cuidadoso examen y crítica (Hechos 17:10-11). Incluso aquella predicación, así como cualquier otra, debe conformarse a la interpretación del Espíritu de su Palabra.” [1]
Pablo cuando habla del evangelio dice: “Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí… [este evangelio es] conforme a las Escrituras” [y luego él repite que este evangelio es] “conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:3-4) En otra parte cuando habla del fundamento del evangelio “para que esté de acuerdo con la gracia” pregunta para justificar su entendimiento de éste: “Porque ¿qué dice la Escritura?” como luego expone “como está escrito…” (Romanos 4:3, 16,17). Por lo tanto vemos que el evangelio debe ser justificado por la Escritura como también lo son las otras doctrinas anexas, y con ello vemos que el escepticismo evangélico no es bíblico en ningún sentido al querer validar una y no las otras.
En conclusión, vemos que estas personas que desean aprobar una interpretación Bíblica y no así otras lo que quieren al final es solo validar el evangelio de Pablo pero no así sus otras doctrinas como por ejemplo la doctrina de la sola gracia, lo que implica la elección incondicional. Pues ellos lo que quieren es pasar esta última doctrina y otras tantas a una “segunda categoría” cuando la verdad es que el evangelio está fundamentado en todo el consejo de Dios.
Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor hacia la humanidad, El nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo, que El derramó sobre nosotros abundantemente por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia fuésemos hechos herederos según la esperanza de la vida eterna. (Tito 3:4-7)
[1] The interpretation of Scripture, Doctrine according to Godliness, Ronald Hanko page 22-23.