¿Existe el libre albedrío desde la perspectiva neurocientífica? Veámoslo.
El estudio
Desde una perspectiva neurocientífica, el concepto de libre albedrío ha sido objeto de intenso debate, especialmente desde la publicación en 2008 del estudio sobre “Unconscious determinants of free decisions in the human brain” (Influencias determinantes e inconscientes en la toma de decisiones) llevado a cabo por Chun Siong Soon, Marcel Brass, Hans-Jochen Heinze y John-Dylan Haynes [1]. Este estudio demostró, mediante imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI), que las decisiones simples pueden ser predichas varios segundos antes de que los participantes sean conscientes de haber tomado una decisión. Ejemplo, la elección de entre cuatro letras.
Según el estudio, los patrones de actividad cerebral en la corteza prefrontal y parietal indicaban «qué» opción elegiría el sujeto antes de que ellos mismos tuvieran conocimiento consciente de su elección.
Esto implica que nuestras decisiones conscientes pueden estar determinadas por procesos neuronales inconscientes. Esto pone en entredicho la noción de que las decisiones son completamente autónomas o libres, al menos en lo que respecta a decisiones simples y mecánicas.
La crítica
Por otra parte, la revisión crítica de la Universidad de Cambridge en años posteriores [2], puso en contexto estas investigaciones. Reconoció que, aunque los hallazgos son sólidos, no implican necesariamente que las decisiones en sí humanas están predeterminadas por la actividad cerebral. Se enfatizó que el estudio no aborda elecciones complejas o éticas, que pueden involucrar una interacción más sofisticada entre la conciencia y la deliberación. Además, se argumentó que el tiempo entre la actividad neuronal inicial («la observada») y la decisión final de la persona, podría ser un espacio para la influencia consciente y racional de la persona en la toma de decisión.
En resumen, vemos que desde la neurociencia se discute el tema del libre albedrío, donde algunos afirman que la influencias determinantes e inconscientes de las actividades neuronales son la base de la toma de decisiones mientras que otros la critican pues la prueba es muy simple y no se consideraron las elecciones complejas o éticas de una persona.
Ahora, desde nuestra cosmovisión cristiana que entiende la mente como los «actos intencionales» de una «persona», gobernada y sostenida por DIOS, la relación entre la mente y el cerebro toma un carácter diferente al presentado en paradigmas materialistas.
La respuesta Cristiana
Esto significa que la mente no es reducible a procesos físicos o neuronales, sino que es una expresión de la naturaleza inmaterial del alma humana, creada a imagen de DIOS (Génesis 1:26-27). En este marco, las decisiones humanas no son meramente el resultado de actividad cerebral (ésto solo las procesa), sino actos intencionales que reflejan una dimensión espiritual gobernada por la soberanía de DIOS.
La Escritura enseña que DIOS es soberano sobre todas las cosas, incluyendo las decisiones humanas (Proverbios 16:9). Esta soberanía no anula la responsabilidad humana (más bien la vitaliza), sino que establece un orden donde la mente, creada por DIOS, dirige las decisiones según Su propósito eterno considerando las propiedades particulares de la persona. En Filipenses 2:13 leemos: “Porque DIOS es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Esto implica que los actos intencionales no surgen de forma autónoma o al azar, sino en respuesta a la obra divina en el corazón humano (Proverbios 16:33).
Desde esta perspectiva, la actividad neuronal sería el correlato físico de actos intencionales que tienen su origen en la voluntad de la persona, bajo la dirección de DIOS. Esto significa que las decisiones no son determinadas por procesos inconscientes en el cerebro, sino que son producto de la mente, que a su vez está subordinada a la soberanía de DIOS. En términos prácticos, aunque el cerebro actúa como un medio por el cual la mente interactúa con el mundo material, no es la causa última de las decisiones.
Conclusión
En resumen, estudios como el de 2008, que señalan la influencia inconsciente en la toma de decisiones, pueden ser comprendidos desde una visión cristiana como una exploración limitada del diseño de DIOS en el ser humano. La capacidad del cerebro para preparar acciones (elementales según el estudio) antes de que seamos conscientes de ellas no contradice la soberanía divina ni la realidad del alma humana; más bien, puede reflejar el diseño ordenado de DIOS en la creación donde DIOS interviene. La ciencia observa los mecanismos, pero no tiene acceso al origen providencial de las decisiones.
Si la mente son los actos intencionales de una persona gobernada por DIOS, entonces las decisiones humanas no pueden reducirse a procesos neuronales automáticos. La toma de decisiones está enraizada en la realidad espiritual del ser humano, y el cerebro es el instrumento físico que responde a esa realidad, porque “de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas” (Romanos 11:36).
“Podremos tirar los dados, pero el Señor decide cómo caen.” (Proverbios 16:33 NTV).
[1] Unconscious determinants of free decisions in the human brain (Artículo). [2] Unconscious influences on decision making: A critical review (Artículo) y documento .