Todo lo que se ha considerado en lo anterior no es meramente para la adquisición de conocimiento, sino que debe ser practicado.
Primero, si la Ley es una regla de vida perfecta para nosotros, entonces aprendamos a entender la Ley en su naturaleza integral y espiritual. Que sea tu oración constante; “Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley” (Sal 119:18). Lee este pasaje una y otra vez y busca en la Palabra de Dios todo lo que está comprendido sobre la Ley Divina. Medita y reflexiona continuamente sobre ella hasta que te sea clara y puedas adquirir una inclinación habitual hacia la Justicia según la Ley de DIOS. Que así puedas enfocarte continuamente en ella en toda tu conducta y escojas estar continuamente iluminado por esa luz en todo.
En segundo lugar, sostén continuamente esta Ley ante ti como si fuera la voluntad de Dios para todo; apruébala, ámala, sométete obedientemente a ella, y en toda su conducta compórtate de acuerdo con esta regla de fe y tenla a la vista como un carpintero tiene la madera para hacer su trabajo.
En tercer lugar, examínate diariamente por medio de esta Ley justa y averigua qué mandamiento has transgredido y qué mandamiento has observado; esto te humillará ante DIOS. Así, te volverás más cuidadoso en el futuro y eso hará que ores constantemente por la guía del Espíritu y el Señor se volverá más precioso para tu vida.
Brakel, Wilhelmus à. The Christian Reasonable Service, Vol 3.