Serie: Dogmática Escritural, Dios y Su Palabra.
Pregunta 4: ¿En qué consiste la revelación general de Dios?
En Romanos 1:18-21, 32 y 2:14-15 el apóstol Pablo enseña que el hombre como criatura de Dios, ya posee un conocimiento innato, inmediato y espontaneo que le revela e informa de la existencia de Dios al momento de que éste, omo portador de la imagen de Él, interactuar con Su creación.
Gordon H. Clark hablando del tema dice lo siguiente; “En el acto de la creación Dios implantó en el hombre un conocimiento de Su existencia. Romanos 1:32 y 2:15 indica que Dios además implantó cierto conocimiento de moralidad. Nosotros nacemos con este conocimiento; no es manufacturado fuera de nosotros por experiencias sensoriales” [1].
Ronald Hanko por otra parte escribe; “La Escritura se refiere a la revelación general en varios textos, pero más claramente en Romanos 1:18-32. Ese pasaje habla de Dios haciéndose conocido en las cosas de la creación (vv. 20,25) y en la conciencia del hombre (v. 19, nótese las palabras les es manifiesto). Sin embargo, la revelación general no tiene ningún poder salvador. Ni siquiera es un tipo de gracia, aunque algunos hablan de ella como una llamada gracia común. Al contrario, como Romanos 1 deja tan claro, esta revelación general es una revelación de la ira de Dios y sólo sirve para dejar sin excusa a los impíos. (vv. 18,20)” [2].
Así, aunque esta revelación general de Dios informa que Dios es verdad es inadecuada para proveer salvación al hombre caído, pues lo único que hace es dejarlo sin excusa en su hostilidad y rebeldía que es evidente en el rechazo de la verdad. En palabras de Robert L. Reymond “… esta revelación general no es suficiente para dar al hombre el conocimiento de Dios que es necesario para salvación. Todo lo que hace es dejarlos en su idolatría sin escusas” [3].
Hanko continua; “No obstante, el único resultado de esta manifestación de Dios para los impíos es que rechazan glorificar a Dios, pues siguen siendo desagradecidos y cambian la gloria de Dios que les es manifiesta por imágenes de cosas corruptibles (vv. 21-25). Dicho de manera simple, esto significa que la idolatría de los impíos no es una búsqueda de hallar a Dios que ellos no conocen, sino más bien una desviación del verdadero Dios a quien sí conocen.
No están, según Romanos 1, buscando la verdad sino suprimiéndola (v. 25). Sus filosofías y religiones no representan un pequeño inicio de la verdad o un amor por la verdad, sino más bien un rechazo de la verdad y convirtiéndola en mentiras. Para confirmar esto, la Escritura hace claro que la salvación viene sólo por la predicación del evangelio (Rom. 1:16 y 10:14, 17 y 1 Cor. 1:18, 21). Ahí y sólo ahí, Cristo se revela como el propio poder y sabiduría de Dios para salvación, tanto que sin el evangelio ordinariamente no hay esperanza de la salvación. Así pues, la revelación general sólo sirve para aumentar la culpa de los que no oyen ni creen el evangelio. Enseñar otra cosa es negar la sangre de Jesucristo y su obediencia perfecta como la única forma de salvación y es difamar a Él y a su cruz” [4].
Base Escritural: (Romanos 1:18-23, Romanos 2:14-15, Salmo 19:1-14, Hechos 14:8-18, Hechos 17:16-34).
[1] Gordon H. Clark, "The Westminster Confession", (What Do Presbyterians Believe? 11). [2] Ronald Hanko, "Revelation" (Doctrine according to Godliness, a primer of Reformed doctrine, pg 8). [2] Ronald Hanko, "Revelation" (Doctrine according to Godliness, a primer of Reformed doctrine, pg 8). [3] Robert L. Reymond, "The Bible's Necessity", (A New Systematic Theology of the Christian Faith, 2nd Edition). [4] (Ibid, 8).
[…] Aunque algunos teólogos afirman que la revelación general es algo que Dios hace con Su creación para dar cierto conocimiento de Su existencia por medio de una luz natural (entiéndase por evidencialismo), y que, según ellos, la teología natural es aquel estudio que el hombre hace de esa luz natural para entonces poder alcanzar el conocimiento de la existencia de Dios, bien podemos decir que la Escritura no enseña nada sobre ninguna “teología natural” que se interponga entre Dios y el hombre proveyendo así información que el hombre no posea ya en su mente por la revelación general. […]