El Catecismo de Heidelberg, una de las confesiones de fe más emblemáticas de la tradición reformada, nos presenta una perspectiva profundamente arraigada sobre el concepto del Reino de Dios en su segunda súplica: “Venga tu reino”. Esta súplica no es simplemente una petición pasiva; encarna un deseo profundo de que Dios reine de forma activa en la vida de los creyentes y, por extensión, en la sociedad en su conjunto.
- El Gobierno Divino a través de la Palabra: El primer principio que se desprende del Catecismo es que el Reino de Dios implica el reinado y gobierno de Dios a través de Su Palabra. Esta afirmación va más allá del ámbito religioso; sugiere que la Palabra de Dios debe ser el fundamento de todas las esferas de la vida, desde el ámbito personal hasta el social y cultural.
- Reunificación y Santificación de la Iglesia: La segunda implicación es el deseo de que Dios unifique y santifique a Su iglesia. Esta santificación no solo es individual, sino comunitaria, reflejando la unidad y pureza del cuerpo de Cristo en el mundo.
- La Distinción Ética entre Culturas: Al afirmar que no todas las culturas son éticamente iguales, se destaca la realidad de que algunas permanecen en tinieblas mientras otras han sido iluminadas por el Reino de Dios. Esto no es un juicio de superioridad, sino un reconocimiento de la necesidad de la revelación divina en toda cultura.
- Fe y Religión en la Cultura: La presencia de la fe y la religión en diversas culturas es innegable. A través de los tiempos, la humanidad ha buscado respuestas a sus preguntas existenciales en la esfera espiritual.
- El Cristianismo y la Cultura Oriental: Contrario a la percepción común, el Cristianismo ha tenido una influencia significativa en la formación cultural oriental. Su impacto se ha manifestado en diversas áreas, desde el arte hasta la filosofía y la ética.
- Promover el Reino de Dios: Como creyentes, se nos llama a ser embajadores del Reino de Dios, lo que implica promover activamente sus principios y valores en todas las áreas de nuestras vidas.
- La Gloria de Dios en Todo: Finalmente, el deseo subyacente es que Dios sea glorificado en todo. Ya sea en Su gracia o en Sus juicios, todo apunta a la majestuosidad y supremacía de Dios en la historia y en la vida de los creyentes.
En conclusión, la súplica “Venga tu reino” encapsula una visión integral del Reino de Dios y su relevancia en la vida del creyente y en la sociedad. A través de este deseo, se refleja la aspiración de que la soberanía divina se manifieste en cada rincón de nuestro mundo, llevando luz, verdad y esperanza a todas las culturas.