Pregunta; 74. ¿Se ha de bautizar también a los niños?
Respuesta: Naturalmente, porque están comprendidos, como los adultos, en el pacto, y pertenecen a la iglesia de Dios. Tanto a éstos como a los adultos se les promete por la sangre de Cristo, la remisión de los pecadosb y el Espíritu Santo, obrador de la fe; por esto, y como señal de este pacto, deben ser incorporados a la Iglesia de Dios y diferenciados de los hijos de los infieles, así como se hacía en el pacto del Antiguo Testamento por la circuncisión, cuyo sustituto es el Bautismo en el Nuevo Pacto.
La educación y formación de nuestros hijos es un deber pactual más importantes y delicadas que enfrentamos como padres. En un mundo en constante cambio, donde se presentan desafíos diarios, es esencial dotar a nuestros hijos de herramientas que les permitan desarrollarse plenamente y enfrentar la vida con confianza y propósito. Dos de esas herramientas, profundamente arraigadas en la fe cristiana, son (1) el evangelio de la gracia de Dios y (2) su lugar en el reino de Dios.
1. El evangelio de la gracia de Dios: la liberación del pecado
La doctrina de la gracia de Dios es uno de los pilares del cristianismo. Esta enseñanza se centra en la idea de que Dios, en su infinito amor y misericordia, nos concede salvación y redención pactualmente, no por méritos propios, sino por su gracia inmerecida. Al inculcar esta enseñanza en nuestros hijos, les proporcionamos un marco para comprender que, a pesar de sus fallos, errores o pecados, hay un amor divino que los acoge y perdona en Cristo.
Esta comprensión es crucial porque les permite liberarse de las cargas del pecado. En lugar de sentirse atrapados en sus errores, pueden comprender que tienen un Padre celestial que los ama fraternalmente y que siempre está dispuesto a perdonar y restaurarlos en Cristo. Esta seguridad puede ser el cimiento de su autoestima, brindándoles la confianza para avanzar en la vida sin el peso del remordimiento constante.
2. Su lugar en el reino de Dios: ubicación en el presente y futuro
Parte de la comprensión del amor y la gracia de Dios, es esencial que nuestros hijos reconozcan y comprendan su papel y propósito en el reino de Dios. Esta conciencia les da una dirección y un propósito, proporcionándoles una visión clara de su presente y futuro y un sentido de pertenencia.
El reino de Dios no es simplemente un concepto abstracto o un lugar lejano al que aspiramos llegar después de la muerte. Es una realidad presente en la que podemos participar aquí y ahora. Al enseñar a nuestros hijos sobre su lugar en este reino, les mostramos que tienen un papel importante en la misión divina y que sus vidas tienen un propósito divino bajo el pacto de gracia y dominio.
Cuando los niños y jóvenes entienden que son parte de algo más grande que ellos mismos, esto puede motivarles a vivir con un sentido de propósito, buscando siempre alinear sus acciones y decisiones con los valores y principios del reino.
Conclusión
La combinación de estos dos conceptos: el evangelio de la gracia de Dios y su lugar en el reino de Dios, proporciona a nuestros hijos un marco robusto para enfrentar la vida. Por un lado, les brinda la seguridad de saber que son amados y perdonados; y por el otro, les ofrece una visión y propósito claros para su futuro.
Como padres, nuestra tarea es asegurarnos de que estas enseñanzas estén firmemente arraigadas en sus corazones y mentes, guiándolos hacia una vida de fe, amor y propósito divino.
Saludos.
No se puede tan sólo tratar del amor de Dios, su gracia y salvación; sin antes hacer conscientes a las personas que nacemos en pecado, y en la justicia del Señor; bajo la ira de Dios; en éstas condiciones El Señor no puede amar a un pecador no arrepentido. Salmo 11:5. Colosenses 3: 6.
Nacemos muertos en nuestros pecados y delitos, Sólo la misericordia y gracia del señor nos puede salvar.
Gracias