“Dios nos manda que lo amemos a Él. Un mandamiento requiere obediencia voluntaria. Por lo tanto el mandamiento de amar a Dios es un acto volitivo, no emocional. Sin duda Dios manda lo imposible. Ya que Él nos manda a que cumplamos perfectamente Su Ley (de amarlo con todo nuestro ser). Obviamente esto no podemos hacerlo por el pecado que hay en nosotros. Entonces la imposibilidad surge de nosotros; no surge de alguna irracionalidad del mandamiento. Dios manda lo imposible, pero Él no manda lo absurdo.
Si Dios nos manda a “ser emocionales”, seria lo mismo como mandarnos a ejercer voluntariamente un acto involuntario emocional. Aquí la imposibilidad reside en lo irracional del mandato, no en nuestro físico, o inhabilitad moral. Dios no puede mandarnos a dibujar un triángulo pleno con solo dos líneas derechas, —no por una limitación en Su omnipotencia—, pero porque la idea de un triángulo con dos líneas derechas es una idea irracional, auto-contradictoria, y Dios no es irracional, o auto-contradictorio. Por lo tanto el mandamiento de “ser emocional”, es irracional porque requerida de nosotros desarrollar voluntariamente lo que es involuntario. Por consiguiente, ni el Amor de Dios ni tampoco el mandamiento de amar a Dios es algo emocional, sino un acto volitivo. ”
~ Gordon H. Clark, What is the Christian life?, page 163.