El Canon de las Escrituras, Volumen 1
Presuposiciones bíblicas del Canon
Por Phillip G. Kayser
Parte I –No respondas al necio de acuerdo con su necedad (Proverbios 26:4)
Los fundamentos bíblicos sobre la Doctrina de la Canonicidad
Solo los Profetas pueden canonizar la Escritura
Es la posición de este libro de que solo los profetas pueden canonizar las Escrituras. Los católicos romanos y los ortodoxos orientales reconocen que, sin una determinación infalible y con una autoridad suficiente propia, no podemos saber lo que es canónico y lo que no lo es. Sin embargo, ya hemos visto que ni la iglesia tiene una tradición infalible ni tampoco un punto de vista que no sea cambiante sobre el canon. Pero hay otra opción que satisface este tema.
Es la posición protestante la cual afirma que [23]; fueron los mismos profetas inspirados quienes dieron el Texto revelado de forma infalible y quienes también dieron el estatus canónico a ese Texto en el momento en que fue escrito. La formación de todas las facetas de las Escrituras era una tarea profética, de principio a fin. Cristo usó la frase “los profetas” para referirse a todos los libros del Antiguo Testamento (Lucas 24:25-27) [24], y Pablo usó la frase “las Escrituras proféticas” para referirse a todas las Escrituras del Nuevo Testamento que fueron dando “la revelación del misterio que había sido mantenido en secreto durante siglos pero que ahora ha sido manifestado, y por las Escrituras de los profetas, conforme al mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las naciones para guiarlas a la obediencia de la fe” (Romanos 16:25-26). Pedro habló de las Escrituras del Nuevo Testamento como “la palabra profética más segura” (2 Pedro 1:19-21). Y por lo tanto, según la Escritura toda profecía fue inspirada y toda la Escritura fue profecía [25]. Sólo los profetas canónicos podían añadir al Canon y sólo los profetas canónicos podían cerrar el Canon [26]. Así todo el proceso de canonización fue profético de principio a fin.
Uno no debería pensar en la canonización como si la iglesia estuviera dando su visto bueno a un libro el cual no era ya reconocido previamente como Canónico por los profetas canónicos. Incluso cuando un libro estaba siendo escrito ya era reconocido como un Texto siendo profético (Apocalipsis 1:3, 22:7, 9, 10, 18, 19, ver también Éxodo 17:14, 24:4, 34:27, Números 33:2, Isaías 34:16 entre otros). El libro de Crónicas hace reiteradamente mención sobre el estado de las Escrituras de Samuel-Reyes. Pero las historias también se refieren a los Profetas y viceversa. 2 Crónicas 36:21 cita a Jeremías 25:11 como libro inspirado y con la autoridad suficiente de ser un libro profético y canónico. Daniel 9:2 cita el mismo pasaje como uno de “los libros” de la Biblia. Jeremías 26:18 cita a Miqueas 3:12. Los profetas del Antiguo Testamento reconocen frecuentemente la Escritura profética anterior como parte de la Sagrada Escritura en Su totalidad [27]. Por ejemplo, Zacarías 7:12 acusa a la gente diciendo: “Y endurecieron sus corazones como el diamante para no oír la ley ni las palabras que el Señor de los ejércitos había enviado por su Espíritu, por medio de los antiguos profetas“. Aquí se refiere a un cuerpo de Escritura profética que ya estaba integrada por la Ley y por los Profetas, pero la frase “antiguos profetas” implica una escrituración profética en curso que estaba ocurriendo incluso con el mismo libro de Zacarías [28]. Así la Biblia es vista como “el libro” (Salmos 40:7), “el libro de Jehová” (Isaías 34:16), “el libro de la Ley” (Nehemías 8:3, Gálatas 3:10), “la Ley del Señor” (Salmos 1:2, Isaías 30:9) o también bajo otros títulos que muestran la unidad de las Escrituras del Antiguo Testamento. Cada una de estas referencias implica una posición canónica que las Escrituras ya tenía y goza por sí misma.
Como veremos en la sección de Cierre–del-canon de este libro, el Antiguo Testamento anticipaba los escritos proféticos del Nuevo Testamento y daba un inicio y un punto final a esos escritos (Isaías 8:9; Daniel 9:24-27, Zacarías 13, Joel 2:28-32). El profeta Moisés anticipó la venida de Cristo y de Su revelación. (cf. por ejemplo, Deuteronomio 18:15, 18 con Juan 1:21, 25, 45, 5:46, 6:14, 7:40, Hechos 3:22-26; 7:37). Por lo tanto, el Antiguo Testamento termina anticipando la Revelación de Cristo (Malaquías 3-4) y el Nuevo Testamento comienza refiriéndose a Malaquías y las conexiones con el Antiguo Testamento.
Los nuevos profetas del Nuevo Testamento también reconocían y confirmaban otras Escrituras como proféticas. Por ejemplo, ellos trataron el Antiguo Testamento como un canon fijo de la Escritura hecha por la Ley, los escritos y los profetas (cf. por ejemplo, Mateo 5:17, 7:12; 22:29, 40; Lucas 16:16, 24:44; Juan 10:34-35, 19:36; Hechos 18:24, 28:23, Romanos 1:2, 1 Corintios 14:21, 2 Timoteo 3:15). Todo el canon del Antiguo Testamento en conjunto se llamaba la Escritura (Juan 10:35, 2 Timoteo 3:15, Mateo 5:17, 7:12, 22:29, 40, Lucas 16:16, 24:44, Juan 10:34-35, 19:36, Hechos 18:24, 28:23, Romanos 1:2, 1 Corintios 14:21, 2 Timoteo 3:15) y los escritores del Nuevo Testamento citaron el Antiguo Testamento más de 1600 veces con muchas más alusiones. Incluso el mismo orden de los libros de la Biblia judía está implícito en Mateo 23:35 y Lucas 11:51. Estas últimas referencias son muy importantes ya que: 1) con esto, los profetas canónicos del NT están aprobando el canon hebreo, lo cual excluye los libros apócrifos que se encuentra en la Septuaginta [29], 2) también implica el punto de vista vigente en ese momento de que la Revelación Profética había cesado en el periodo de Esdras/Malaquías [30]. Esta segunda implicación también excluye los escritos apócrifos pre-cristianos.
Incluso el canon del Nuevo Testamento se determinó por profetas de parte de Dios, no por algún concilio de la iglesia después. Por ejemplo, Pablo dijo: “Si alguno piensa que es profeta o espiritual, reconozca que lo que os escribo es mandamiento del Señor [31]” (1 Corintios 14:37). Reconocer 1 Corintios como un Texto canónico era obviamente un deber de los profetas del Nuevo Testamento, no de los hombres de la iglesia quienes no eran los inspirados por Dios. Estos profetas estaban presentes en todas las ciudades del imperio (Hechos 20:23) con el fin de confirmar el “misterio” de la Revelación del Nuevo Testamento (véase Efesios 3:2-7, Apocalipsis 10:7, Hebreos 2:3, Apocalipsis 19:10) [32]. Por lo tanto, no era sólo Pablo quien fue el encargado de ayudar a los demás a “sacar a luz cuál es la dispensación del misterio que por los siglos ha estado oculto en Dios” (Efesios 3:9 véase v. 3), sino también fue la función de todos los “apóstoles y profetas” quienes eran los santos de Dios para este llamado (Efesios 3:5 en su contexto). Pablo proféticamente reveló que Lucas escribía como parte de la Sagrada Escritura (en 1 Timoteo 5:18 Pablo cita tanto Deuteronomio 25:4 como también un dicho de Jesús de Lucas 10:7). Pedro por inspiración atribuyó todas las cartas de Pablo con “el resto de las Escrituras” (2 Pedro 3:15-16), y como representante de los profetas inspirados (ver 2 Pedro 1:19-20) Pedro dijo: “Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro” (2 Pedro 1:19). Comentando sobre este verso Ernest L. Martin dijo;
La segunda epístola de Pedro es realmente la clave para la primera canonización del Nuevo Testamento. Esta epístola es una declaración oficial para mostrar cómo tanto Pedro como Juan (no mucho antes de la muerte de Pedro) reunieron algunos registros escritos que los mismos apóstoles ya habían escrito o que ya habían sido autorizados ser escritos u obras aprobadas ya existentes en una posición de canonicidad. Así la segunda epístola de Pedro fue escrita entre otras cosas con el expreso propósito de demostrar que tanto el apóstol Juan como el mismo apóstol Pedro, fueron los ordenados por Dios para dejar a los cristianos del primer siglo, con el canon del Nuevo Testamento terminado por completo. No fue la iglesia más tarde que recogería los 27 libros del Nuevo Testamento, sino más bien fueron los mismos apóstoles que canonizaron el Nuevo Testamento para los primeros cristianos. Probablemente con los escritos de Pablo en la mano Pedro, entonces escribiría su segunda epístola enviando así junto con los escritos que él y Pablo habían recogido a Juan, quien sería el último apóstol restante de todos ellos y quién realizaría la canonización final.” [33]
Pero aunque un canon estaba siendo compaginado y se completaría con el libro de Apocalipsis cuando se acabaría “el misterio de Dios” (Apocalipsis 10:7) [34], sigue siendo claro que los libros fueron canónicos en el momento en que fueron escritos. Por ejemplo, Pablo citó Lucas 10:7 siendo como ya una porción de las Escrituras (1 Timoteo 5:18). Pedro citó todos los escritos de Pablo siendo ya añadidos al “resto de las Escrituras” (2 Pedro 3:16). Judas asumió que sus lectores tendrían ya 1ra de Pedro en sus canon cuando citó 2 Pedro 3:3 en su libro (Judas 1:18). Pablo trataba a sus propios escritos como la “Palabra del Señor” (1 Tesalonicenses 4:15) y elogió a los tesalonicenses quienes dieron la bienvenida a las palabras de Pablo “no como la palabra de hombres, sino como lo que realmente es, la Palabra de Dios, la cual también hace su obra en vosotros los que creéis” (1 Tesalonicenses 2:13).
Obviamente los destinatarios de estos libros recibieron estos escritos como Escritura canónica. La propia yuxtaposición del Antiguo Pacto con el “Nuevo Pacto” en la Escritura (ver 2 Corintios 3:6, 14) implica que el Nuevo debe ser leído como el Viejo, como un canon de libros dados por inspiración de Dios a través de los profetas. Después vamos a demostrar que el canon fue cerrado en el año 70 DC. Si esto es cierto, no habría habido ninguna confusión en la iglesia primitiva en cuanto a lo que era la Escritura y lo que no era. Ni habría tampoco que esperar años después para que las iglesias leyeran los libros del Nuevo Testamento como Escritura. En cambio, los libros del Nuevo Testamento fueron leídos como Escrituras tan pronto como fueron escritos (1 Tesalonicenses 5:27, Colosenses 4:16, Apocalipsis 1:3), y fueron inmediatamente copiados y distribuidos a otras iglesias para ser leídas con este peso de ser canónicos (Gálatas 1:2, Colosenses 4:16, 1 Tesalonicenses 5:27, 2 Pedro 3:15-18, Apocalipsis 1:4, 11), y así las copias del creciente canon fueron archivadas tan pronto en cada iglesia (ver 2 Pedro 3:15-18). Todo esto va en contra de las teorías tanto católica romana como ortodoxa oriental de la canonización, y apoya, la visión protestante de que los libros de la Biblia llegaron a ser canónicos en el momento en que fueron escritos. Cabe señalar que muchos libros anteriormente se han escrito para demostrar la falsedad de las teorías tanto católica romana como ortodoxa oriental sobre una base histórica [35], pero aquí se trata de demostrar que la presuposición protestante es la doctrina Bíblica sin la necesidad de apelar a la historia u otra fuente extra-bíblica.
Sin embargo, dos puntos más se deben hacer con respecto a la función profética de la canonización antes de profundizar en la evidencia exegética. En primer lugar, la visión profética estaba anticipando un momento en que Dios sellará “la visión y la profecía” (Daniel 9:24), y así cerrar el canon que Dios estaba dando. Una vez que la Ley y el testimonio fueron sellados en el año 70 DC [36] (Isaías 8:16), las Escrituras serían suficientes, y la única autoridad para la iglesia sería la Biblia infalible de Dios: “¡A la Ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (Isaías 8:20) [37]. Si el canon se cerró en el año 70 DC (como vamos a demostrar claramente enseguida), entonces todos los escritos apócrifos posteriores al año 70 DC también se descartan automáticamente. De la misma manera, ya que Dios nos mandó a vivir “de toda Palabra que sale de Su boca” (Mateo 4:4, Deuteronomio 8:3), y ya que Dios mismo prometió preservar las Escrituras canonizadas por todas las generaciones para que pudiéramos vivir por ellas (Deuteronomio 29:29, Salmo 111:7-8, 119:160, Esdras 8:16, Daniel 12:4, Mateo 4:4, 5:17-18, Marcos 13:31; Lucas 16:17, Hebreos 2:2, 1 Pedro 1:25), entonces se descarta la posibilidad de que podamos encontrar un libro perdido de la Biblia en nuestros días.
El segundo punto es que los profetas del Antiguo Testamento con timidez se dieron cuenta de que las Escrituras estaban siendo escritas “para las generaciones futuras; para que un pueblo aún por crear alabe al Señor.” (Salmo 102:18). En otras palabras, Dios estaba creado Su mensaje en libros para el canon basado en las necesidades de la comunidad del Nuevo Pacto y no sólo para las necesidades de la comunidad del Antiguo Pacto. Pedro dice: “A ellos les fue revelado que no se servían a sí mismos, sino a vosotros, en estas cosas que ahora os han sido anunciadas mediante los que os predicaron el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo” (1 Pedro 1:12).
Esto significa que el canon fue desarrollado para dar a las generaciones del Reino de los cielos toda la información que necesitarían para el presente siglo y hasta la eternidad. Pablo dijo: “Estas cosas… fueron escritas como enseñanza para nosotros, para quienes ha llegado el fin de los siglos” (1 Corintios 10:11 cf. 9:10 y Romanos 15:4). Aunque los santos del Antiguo Testamento se les mandó a vivir de acuerdo con las Escrituras que se desarrollaban progresivamente (como ocurrió por medio por otras formas de revelación de Dios [cf. Hebreos 1:1]), Dios siempre tenía en mente Su propósito de un canon completo cuando inspiró y dio la Sagrada Escritura. Si Dios excluyó e incluyó detalles dentro de los libros, fue con propósito deliberado (como hemos visto ya) y si eso fue para nuestra generación actual “en quienes los fines de los siglos han parado” (como también hemos visto ya), entonces lógicamente se deduce que es Dios quien conserva todos los libros inspirados en el canon, y hace esto en todas las edades si Su propósito sobre el canon es que tenga éxito en exaltar a Cristo en el siglo presente. Esto deja a fuera los descubrimientos de los evangelios apócrifos recientemente encontrados, y excluye la adición de libros al canon por parte de la Iglesia Católica Romana en el Concilio de Trento (1545-1563 dC).
Tomado de The Canon of Scripture-Volume I (Link)
Notas al pie:
[23] Como se verá en el volumen 2, esta fue también la posición de la iglesia primitiva y de los pre-cristianos Judios.
[24] Ver también Mateo 26:56, Lucas 18:31, Juan 6:45, Hechos 3:18,21, 10:43, 26:27, Rom. 1:2, 16:26, Heb. 1:1.
[25] Véase el Volumen 2 para una crítica a la afirmación opuesta carismática.
[26] FF Bruce dice: “Cualquier escritor inspirado era un ipso facto profeta.” Canon of Scripture, p. 71. The Jewish Encylopedia cita, “Cada palabra de la Sagrada Escritura está inspirada por el Espíritu Divino … Cada libro bíblico se decía que había sido escrito por un profeta … Hay así una cadena ininterrumpida de profetas desde Moisés hasta Malaquías … Sólo las palabras consideradas como haber sido inspiradas por el Espíritu Santo se incluyeron en el canon.“ Jewish Encylopedia, volume 3, p. 147.
[27] Véase el Apéndice A para una demostración de profetas citando profetas.
[28] Harrison y Robinson dicen que Zacarías 7:12 es el “locus classicus en el AT, la enseñanza de la inspiración de los profetas; es el paralelo del AT a 2 Tim. 3:16.” R.K. Harrison, & G.L. Robinson, “Canon of the Old Testament,” G.W. Bromiley, gen.ed., International Standard Bible Encyclopedia, revised, Vol. 1. Grand Rapids: Eerdmans, 1979, p.593.
[29] El asesinato de Zacarías se registra en 2 Crón. 24:20-21, el último libro de la adaptación judía. Esta es una referencia claramente del orden del canon que se encuentra en el canon hebreo ya que Urías fue cronológicamente el último en ser asesinado (cf. Jer. 26:23), pero Zacarías es el último que se menciona en el canon judío. Así como nosotros cubrimos los 39 libros del Antiguo Testamento con la frase “desde el Génesis hasta Malaquías,” así Jesús cubrió los mismos libros con la frase “desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías.”
[30] Los libros de la canon hebreo son anteriores a los apócrifos, y si la revelación inspirada cesó en el período de Esdras / Malaquías (ver prueba de esto más adelante), entonces ipso facto, los apócrifos están excluidos del canon. Josefo representa la opinión casi universal entre los Judios que el canon del Antiguo Testamento fue cerrada en el momento de Malaquías (445-432 aC). G. L. Robinson y R.K. Harrison, al comentar el pasaje de Josefo, dicen: “Es la tradición uniforme de época de Josefo que la inspiración profética había cesado con Malaquías (ca. 445-432 aC) … [por Josefo] … La profecía ha cesado, y el canon estaba cerrado en consecuencia.” Ver International Standard Bible Encylopedia: Fully Revised (Grand Rapids: Eerdmans, 1979), volume 1, p. 598.
[31] Esto podría ser traducido como “un profeta o inspirado” o posiblemente “un profeta, o espiritualmente dotado” (NVI; Weymouth la Palabra de Dios, ver TNVI) o “un profeta o tener el Espíritu” (BBE), o “un profeta, o quien tiene poderes espirituales “(NRSV). La versión amplificada dice de este versículo: “Si alguien cree y afirma que él es un profeta [lleno y gobernado por el Espíritu Santo de Dios e inspirado para interpretar la voluntad y el propósito divino en la predicación o la enseñanza] o tiene cualquier otra dotación espiritual, que entienda (reconocer y confirmar) que lo que os escribo es un mandamiento del Señor “.
[32] Vamos a profundizar en este importante tema con mucho más detalle en el volumen 2.
[33] Ernest L. Martin, The Original Bible Restored, unpublished class notes, 1984, p. 16.
[34] Ver mi tratamiento detallado del cierrer de las Revelaciones del canon más adelante en este libro.
[35] Leon Morris, “The Canon of the New Testament,” Encyclopedia of Christianity, volume 2, edited by G.G. Cohen, Marshallton, Delaware: The National Foundation for Christian Education, 1968, pp. 337-338, as quoted by Dr. Robert Fugate in his excellent doctoral thesis: The Bible: God’s Words to You (unpublished doctoral thesis at Whitefield Theological Seminary, 2008).
[36] Doy una prueba detallada de este punto más adelante en el libro.
[37] Más adelante en este libro voy a tratar con estas Escrituras y el cierre del canon en gran detalle.
[…] Phillip G. Kayser, "El Canon de las Escrituras, Volumen 1 Presuposiciones bíblicas del Canon". (Link) [4] Gordon H. Clark, (God's Hammer, the Bible and its critics, pages […]
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